Racing le ganó 3 a 1 a Sportivo Belgrano de San Francisco y se metió en los 16vos de final de la Copa Argentina. Fue con suspenso el pasaje a la próxima ronda tras otro partido sin señales de evolución en lo colectivo, con rendimientos individuales que espantan a propios y extraños. Digno trabajo del equipo cordobés que llegó sin partidos oficiales en el año y con algunos amistosos para ablandar previo a este juego. Pizzi deberá trabajar y mucho para convencer a sus futbolistas de que en el corto plazo podrán encontrar respuestas a un presente que no cautiva.
De todas las ideas que los dirigentes argentinos tuvieron, la Copa Argentina es acaso la más descollante de los últimos años. Equipos de todas las categorías se miden en duelos mano a mano, a partido único y en escenarios neutrales. 90 minutos que emparejan por ese día las historias de futbolistas de diversas procedencias. Ya sabe Racing lo que es padecer ante estos rivales, sin embargo, hasta los 40 minutos del segundo tiempo se estaba quedando afuera por el gol de Martín Arguello, que durante la pandemia les dio una mano a sus viejos en la verdulería para salir adelante en estos tiempos distópicos. ¿Por qué se salvó del papelón? Pase y lea.
Esta clase de partidos a Racing le traen dolores de cabeza hace un par de ediciones. Boca Unidos de Corrientes, Sarmiento de Resistencia o Tristán Suárez antes. La displicencia para afrontar estos duelos es recurrente. Con otros nombres, pero la misma tendencia, sufrir ante equipos del Federal A, con apenas cinco semanas de entrenamiento y en plena formación. Ver a futbolistas como Mauricio Martínez o Matías Rojas (por citar dos más antiguos) penar ante pares de menor relieve, asusta a futuro. El entrenador toma decisiones que van y vienen en su comportamiento y el desconcierto abunda.
La Academia presentó un equipo que sugería ataque. Kevin Gutiérrez de volante central detrás de Tomás Chancalay, Aníbal Moreno y Matías Rojas. Lorenzo Melgarejo de atacante con Enzo Copetti y dos laterales altos: Fabricio Domínguez y Eugenio Mena. El Verde fue quién jugó el partido que quiso, el que imaginó Martelotto. Darle a los de Pizzi la opción de que conduzca Novillo o sean lanzamientos largos al ex Rafaela para atacar. Lo tuvo el 9 pero definió cruzado. Mas allá de eso, sólo con centros inquietó a León en ese primer tiempo.
Inconexo en la mitad de la cancha, con pases sin riesgo y compañeros que se alejaban de quien tenía le pelota, para Racing fue un suplicio ese tiempo. Si el 10 juega de costado y sólo da pases para atrás, si los laterales se paran alto sin dar sorpresa y nadie ataca los espacios, es lógico que en el campo se vea otro partido difícil de digerir para el público. No hay sorpresa, la convivencia en el campo es protocolar, sin romper los esquemas y con la lógica consecuencia de caer en los envíos largos para el sacrificado Copetti.
El gol de Arguello a los 11 del complemento desnudó todas las precariedades de este equipo. Con la pelota en su poder otra vez decidió mal, retrocedió peor y el despeje de Martínez le quedó servido al volante cordobés que definió fuerte y rasante al palo derecho de Matías Tagliamonte. Casi como una situación que todos imaginaban por el desarrollo del partido y los antecedentes de un equipo que no despierta confianza.
De allí hasta el gol del empate a los 40 minutos sólo hubo empuje y arrestos individuales. Pizzi amontonó gente metiendo cambios de corte ofensivo. Lovera, Piatti, Maggi y Fértoli adentro. Dos olvidados que asomaron como salvadores. Centros y apuro para defender algo del honor ante un rival que agotó dos cambios en el primer tiempo por lesión y las oportunidades de cambio a los 25 del complemento. Aguantó hasta donde pudo y eso fue hasta el empate del capitán Martínez. Después lo dio vuelta Copetti tras pase de Maggi y lo cerró Fértoli con una gran definición.
No hay elementos colectivos ni individuales para resaltar más allá de otro aporte goleador de Fértoli y el buen estreno de Tagliamonte, Quizás darle méritos otra vez a Copetti por su vergüenza y ganas, la voluntad de Maggi para seguir sumando minutos cualitativos y poco más. Es difícil que en el corto plazo este presente cambie. Habrá que juntar paciencia para lo que viene porque desde el banco tampoco surgen soluciones más allá de algunos cambios que le brindan cierto crédito.
Racing estuvo a cinco minutos de un papelón mayúsculo. La duda es si postergó sus dilemas para más adelante o tomó nota de otro partido exasperante.
Paolo Cella
@EspeRacinguista
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