El entrenador de La Academia analizó el pasaje a las semifinales de la Copa de la Liga y se sintió a gusto con los jugadores y su cuerpo técnico.

EL DESTACADO. El arquero de la Academia volvió a destacarse tanto en el partido como en la tanda de penales, y metió a Racing en las semifinales de la Copa de Liga Profesional. El equipo de Juan Antonio Pizzi esperará al vencedor entre Boca y River para saber quién será su rival.

Racing y Vélez igualaron 0 a 0 en los noventa minutos y por penales el equipo de avellaneda se clasificó.

La Academia empató 0 a 0 contra el Fortín en Liniers en los 90 minutos, pero se impuso 4 a 2 en los penales y consiguió el pasaje a las semifinales de la Copa de la Liga dónde espera por River o Boca.

Racing se metió en las semifinales de la Copa de la Liga tras empatar ante Vélez cero a cero y ganarle 4 a 2 en los tiros desde el punto del penal. El mejor equipo de la fase regular recibió en su cancha al que entró por la ventana y el fútbol, que desconoce de lógica, se encarga de poner en claro que no entiende de situaciones lineales. En un partido equilibrado donde el local tuvo más calidad en sus terminaciones, no se pudo romper el cero. Los penales ponen a la Academia entre los cuatro mejores del torneo. Ver para creer.

Estos duelos de eliminación directa suelen prescindir de antecedentes cercanos. El equipo de Mauricio Pellegrino fue el mejor de la fase regular y a excepción de aquel accidente ante Boca fue dominador absoluto de su zona. Los dirigidos por Juan Antonio Pizzi entraron sobre el cierre tras una etapa donde siempre se cuestionó las maneras del entrenador y como jugaba su equipo.  En ese contexto Racing se paró ante los de Liniers, entendiendo su lugar y el rol que tenía que ejecutar hoy ante ellos.

De todas las virtudes que Vélez tiene la más importante es que todos ejecutan el plan de Pellegrino con naturalidad. Por eso con Orellana, Almada y Centurión detrás de Lucero el local presentó un desafío grande para la Academia porque su zona media y defensiva estuvo compuesta por características diferentes, con futbolistas que sienten los recorridos largos y el golpe por golpe. Desde esa matriz de juego planteada cada uno intentó dominar al otro, aunque fue Vélez quien tuvo más elaboración en sus ataques y Racing apostó al juego directo.

El primer tiempo tuvo esa hoja de ruta. El plan de juego de cada uno estaba claro, sobre todo la parte que nos importa, donde Racing aplicó con Leonel Miranda, Mauricio Martínez e Ignacio Piatti para no despegarse de Galdames y Caseres. Los dos volantes centrales de Liniers son la aduana de Vélez. Como estaban tomados por las marcas que Pizzi le asignó a cada uno, eran De los Santos y Gianetti quienes iniciaban. Al no tener pases claros le costaba perfilar los ataques. Pero cuando eso era posible la jugada se iniciaba por un lado para orientar la finalización con el otro extremo. Eso sucedió al inicio cuando desbordó Almada y Lucero se lo perdió debajo del arco.

Del otro lado Racing imaginó un equipo bien comprimido con Chancalay y Copetti puestos a jugar de volantes para que Cvitanich sea el nueve. Con algunos pasajes de Piatti participativo la Academia pudo emparejar el trámite y salir de esa dinámica donde Vélez proponía el ritmo de sus mediocampistas ofensivos. Mientras pudo ajustar eso no sufrió pero tampoco complicó a Domínguez, el arquero local. Salvo aquella clara donde Cvitanich condujo y asistió a Chancalay que erró una clara. Salvo esa Racing no pudo elaborar demasiado y sus visitas al arco local eran por lanzamientos de pelota parada. No estuvo fino en las terminaciones Mena y del otro lado se sintió la ausencia de Cáceres para profundizar.

El complemento se fue apagando conforme pasaron los minutos.  Tras un inicio donde Racing inquietó con los lanzamientos de Mena para Copetti, los de Liniers se volvieron a acomodar en el partido y para colmo a la Academia le empezaba a costar seguir aplicando ese plan de juego con atención en las marcas. Almada se tiró al costado izquierdo de su ataque para mezclar con Centurión y desde allí comenzar los avances. Empezaron a llegar los cambios pero no se modificó la tendencia del partido. Vélez con la pelota y Racing agazapado esperando el momento de salir de contra.

Los nervios se empezaron a meter en el partido y ya ninguno arriesgaba de más. Si había situaciones de peligro era por pases mal dados, tensionados por la idea de que un error ya mandaba a casa a cualquiera. Pizzi metió a Fabricio Domínguez por Cvitanich para trazar una línea de cuatro en el medio y que Copetti luche arriba solo. Pellegrino  cambio nombre por nombre pero no desarmó el dibujo. Nadie rompió la paridad y así los penales comenzaron a ser un negocio para ambos.

Lo que vino después fue conocido. La puntería de unos y los yerros de otros. Otra vez Gabriel Arias pone sobre la mesa sus credenciales y aporta su cuota de jerarquía para poner a Racing entre los cuatro mejores de la Copa de la Liga. Absoluto mérito del plantel y el cuerpo técnico. Sobre todo  estos últimos, dinamitados en su labor diaria por un grupo de dirigentes que no está a la altura y condiciona desde el anonimato por temor a asumir responsabilidades.

Paolo Cella

@EspeRacinguista

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