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Cuna de talentos

Lunes, 26 Diciembre 2022 15:44 Escrito por

La selección argentina de fútbol se consagró campeona del mundo después de 36 años. El ciclo de Lionel Scaloni atravesó críticas de todo tipo, incluso estuvo siempre bajo el bisturí mediático. Sus convocatorias fueron examinadas con minuciosidad. De esas citaciones surgieron nombres que se transformaron en imprescindibles, entre otros Rodrigo De Paul y Lautaro Martínez. Dos futbolistas surgidos del Predio Tita. Para enaltecer aquello que nació como una idea de algunos locos y se convirtió en cuna de talentos.

 


 

Apenas asumió como entrenador del seleccionado mayor Lionel Scaloni elaboró junto a Pablo Aimar y sus colaboradores una lista de futbolistas que comenzarían a transitar el período posterior a Rusia 2018. Su designación como seleccionador de la mayor para encarar el proceso trajo consigo una serie de nombramientos que evidenciaba una nueva era. Y dos de esos nombres fueron nuestros: Lautaro Martínez, que quedó cerca en la lista de Sampaoli para el 2018 y Rodrigo De Paul, absolutamente todo de Scaloni. Con sus matices, cada uno terminó siendo decisivo para el ciclo que conquistó el título en Qatar 2022.
 
Rodrigo De Paul reinventó su carrera, o mejor dicho, se ubicó unos metros más atrás en el campo, para adaptarse a estos tiempos. Aquél enganche que surgió de la mano de Luis Zubeldía, que se desconectaba de los partidos por momentos, se convirtió en un motorcito. Su paso por Valencia no resultó y tras otro ciclo por la Academia llegaría a Udinese. Allí, en la frontera con Austria y Eslovenia, relanzó su carrera. Se transformó en un mediocampista de estos tiempos, con registros estadísticos cada vez más positivos, una ascendencia dentro del campo absoluta y la metamorfosis que lo convirtió en un futbolista dinámico.
 
Su rol dentro del seleccionado que comenzó a imaginar Scaloni tuvo una trascendencia que no solo se veía en el campo de juego. Fue junto a Leandro Paredes, otro acierto del seleccionador, uno de los encargados de bajar a Lionel Messi del póster, tratarlo como uno más, como si fuera una de sus amigos de Sarandí y comenzar a tejer lazos con el mejor del mundo sin esa barrera de la idolatría que a veces frena o posterga diálogos. De menor a mayor, su mundial fue una reivindicación a todo ese cambio en su juego que atravesó para convertirse en una pieza fundamental del ciclo Scaloni.
 
Lautaro Martínez tuvo otro recorrido. Sin tener que modificar su juego como Rodrigo, el Toro se hizo camino a fuerza de goles. A tal punto que el ex seleccionador Jorge Sampaoli lo tuvo hasta último momento en su radar para Rusia 2018. La decepción por aquella ausencia no detuvo la marcha del bahiense. El salto al Inter de Italia, con un período breve de adaptación, lo puso otra vez en la órbita del seleccionado. Scaloni lo adoptó enseguida como su delantero centro, aún con Sergio Agüero presente, Lautaro fue, y es aún hoy, detrás de Messi el goleador del ciclo.
 
Su mundial no fue el esperado, es cierto. La lesión en su tobillo derecho lo tuvo pendiente de esa situación y para colmo Julián Alvarez irrumpió de tal forma que el entrenador no dudó en darle minutos al delantero del Manchester City. Es cierto que Lautaro tuvo en el estreno ante Arabia Saudita la fatalidad de aquellos dos goles anulados, sobre todo el primero, que pudieron haber servido como plataforma de despegue. Funcionó como efecto adverso. Tuvo su momento cuando selló el pase a semifinales convirtiendo su penal ante Países Bajos y ante Francia en la prórroga casi sella la historia.
 
Racing tiene en estos dos futbolistas otro argumento para retomar el sendero que hace años viene recorriendo como formador de talentos. Aún con los naturales vaivenes de camadas que se destacan más o menos, el Predio Tita como política de estado, que trascienda generaciones y genere los recursos que le permitan al club sostenerse deportiva y económicamente en estos tiempos de desigualdades debe ser siempre una prioridad.
 
Paolo Cella
 
@EspeRacinguista
 
@Paolo_Cella
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

Aprovechar el impulso

Jueves, 10 Noviembre 2022 08:37 Escrito por

El triunfo obtenido en el Trofeo de Campeones ante Boca le permitió a Racing, además de sumar una nueva estrella a su palmarés, la posibilidad de sanar algo, aunque no del todo, la herida por los acontecimientos sucedidos ante River en la ultima fecha del campeonato. Si bien se trata de una competencia en donde todo se dirime en un único partido, la conquista y las formas en las que uno y otro equipo se predispusieron a jugarla, permiten cerrar el 2022 con una sonrisa. La decepción por la Liga que se escapó no sanará del todo pero sí ayudará a encarar el 2023 con otro semblante. El fútbol a veces tiene cierta lógica.

 


 

 

El reglamento le otorgó a Racing la posibilidad de jugar un desempate ante Tigre para ver quién de los dos accedía a ese duelo decisivo ante Boca, ganador de la Copa de la Liga y la Liga Profesional, para quedarse con el Trofeo de Campeones. Ambos escoltas del Xeneize en cada competencia, debían decidir quién viajaría a Villa Mercedes, San Luis, a disputar esa final que quedaba pendiente para cerrar el año. Se aclara lo del reglamento porque abunda la idea de un plan macabro por parte de Víctor Blanco por terminar este 2022 con un título. Leer las reglas escritas por sus dirigentes de ante mano no hace daño.
 
Sorteado ese obstáculo en Parque Patricios ante el Matador de Victoria, no sin antes una dosis de angustia tras un primer tiempo deprimido del equipo de Fernando Gago, la Academia sacó boleto al estadio La Pedrera con un segundo tiempo y los minutos posteriores del alargue como argumento respaldatorio de porqué fue durante el año el equipo que más puntos sacó. Esto no tiene premiación ni sirve como consuelo para despejar angustias por la Liga que se escapó en la última fecha, pero respalda los hechos que ponderan a este equipo como uno de los mejores de este 2022. 
 
La conquista del domingo en Villa Mercedes, despreciada por extraños y valorada por nosotros, puede ser un premio al camino elegido, con sus aciertos y virtudes, por parte del cuerpo técnico y plantel. También de Blanco, que fue quién apostó en soledad por este entrenador. El resto se tuvo que subir al tren por el carácter presidencialista del manejo del fútbol profesional. De hecho algunos se enteraron de la contratación de Gago cuando llegaron a la reunión que el Presidente había pactado con su grupo más cercano. 
 
¿Esto puede tapar el año de frustraciones que Racing tuvo? No, por supuesto que no. Pero premia de alguna manera a un grupo que tras el porrazo que se dio ante River salió a jugar un partido sin poder haber hecho el duelo necesario, casi sin poder asimilar del todo el golpe que sufrió y la magnitud del impacto. Incluso tuvo que transitar 45 minutos de aquél partido ante Tigre con la cabeza y las piernas atadas por los acontecimientos recientes. Recién en el vestuario pudo sacarse de encima ese pesado equipaje para reaccionar.
 
Le ganó a Boca con mucho de lo que vivió durante este año, con los altibajos en el juego que lo frustraron o envalentonaron según su andar. Padeciendo cuando no tiene el control de la pelota y la gestión del partido es propiedad del rival. Creciendo a medida que los pases se encuentran o la movilidad aparece como condición imprescindible para jugar al fútbol. Ese fue un síntoma durante este año que el equipo mostró y tuvo como compañero de viaje. El combo de virtudes y defecto que lo hizo pagar con eliminaciones injustas o increíbles, estuvo presente en San Luis. Y otra vez volvió a revertir un funcionamiento espeso con su plan de juego.
 
Boca lo pudo haber resuelto antes mientras Racing no se asentaba al contexto. Racing lo dominó cuando su cabeza estuvo más lúcida que la de su rival, enajenado por la periferia histérica de un fútbol argentino que no pide equidad sino justicia para mí, el resto que se pudra. Los de Ibarra vieron fantasmas donde no había y el equipo de Gago se tranquilizó al compás de sus formas, las mismas que nos pusieron acá, ahora, con todo lo que eso repercutió en lo deportivo, y lo ganó así. Lo trabajó y mucho, otra vez con tiempo extra, para regalarse y regalarnos una alegría en la última presentación del año.
 
Será un ejercicio muy preciso el que tiene por delante ahora el entrenador y sobre todo los dirigentes. La evaluación del año no puede ser diferente a pesar de esta conquista. Racing necesita ajustes en las tres líneas, teniendo en cuenta altas y posibles bajas, para encarar un 2023 donde la vara estará aún más arriba. Porque con todo lo vivido este año, aciertos y errores, este equipo a preestablecido un escenario de mínima que lo empujará a competir, para citar a Gago, con mayores exigencias. 
 
Liga Profesional, Copa Libertadores, Copa de la Liga y Copa Argentina. Las cuatro competencias que tendrá de mínima Racing por delante el próximo año precisarán de un diagnóstico muy preciso para no repetir errores que postergaron a la Academia en cada uno de los tornes que disputó este año. El desafío esta planteado.
 
Paolo Cella
 
@EspeRacinguista
 
@Paolo_Cella
 

Un año de decepciones

Martes, 25 Octubre 2022 09:00 Escrito por

La derrota ante River, sus formas y el contexto en el que se dio no tienen punto de comparación con ninguna otra en la historia reciente de Racing. Plantel y cuerpo técnico terminaron de dilapidar la última oportunidad del año con todo servido para alcanzar la gloria y fallaron. El segundo puesto y la primera colocación en tabla anual quedan hechos trizas ante tamaña chance desperdiciada. En definitiva, lo ocurrido en el Cilindro fue un resumen de todo el 2022. Cuando el equipo tuvo el éxito a mano no dio la talla. 

 


 

La primera sensación es decepción. Al menos eso surge de una primera mirada tras lo ocurrido en Avellaneda. Racing tuvo, a tres minutos del final, la oportunidad de quedarse con un título de campeón, con un penal a favor, el segundo en ese partido, y sentenciar la cuestión. Pero el último jugador en llegar al club, el tercer central del equipo, que sólo había pateado cuatro tiros desde el punto del penal en su carrera y sólo uno dentro de los 90 minutos, lo erró. ¿Cómo se llegó a esa situación? Sólo lo saben los protagonistas. Jugadores y entrenador. Lo padecemos los hinchas.
 
Gago fue muy estricto con cuestiones de disciplina interna y situaciones de juego. La balanza dejó afuera de la convocatoria a distintos jugadores a lo largo del año. También la cuestión disciplinaria marginó a algunos futbolistas de la lista de concentrados. En el campo de juego era él quién decidía los ejecutores de la pelota parada. Recordar el episodio de Edwin Cardona y Carlos Alcaraz, cuando el colombiano ingresó desde el banco y fue directo a quitarle la pelota a Charly por expreso pedido del entrenador. Con Enzo Copetti en cancha, más Gonzalo Piovi, Leonardo Sigali y Gabriel Hauche, ¿cómo llegó Jonathan Galván a apoderarse así de la escena?
 
Pero esta toma de decisiones errada que decantó en perder un campeonato, con lo grave que eso es, por el contexto y las formas, resume en buena medida el derrotero de Racing en todo este 2022, dónde cada competencia que jugó la perdió. Con diferentes matices, pero derrotado en todas. En cada momento clave del año, cuando el escenario era favorable y sólo quedaba asumir el rol, el equipo falló. El cuerpo técnico falló. Y a la dirigencia le cabe su cuota de responsabilidad por bajar un mensaje conformista, donde competir y participar son mérito puertas adentro, en esa sala de café donde todos opinan igual y escriben su propia realidad.
 
A un año de la llegada de Fernando Gago, justo este domingo de definición, el capital construido, con sus vaivenes, se perdió en un segundo. Entre el plantel y el entrenador tomaron la última mala decisión que atentó contra el bienestar deportivo del equipo. Y nadie salió a dar la cara. En realidad sólo dos jugadores: Matías Rojas, siempre cuestionado pero al frente de las situaciones más pesadas diciendo presente como en la ejecución de su penal; y Gabriel Arias. El resto, silencio. En la derrota se ve mejor de que material está hecho el personaje. Y muchos le escaparon al momento.
 
Racing perdió en Copa de la Liga por penales en una semifinal, lo cual puede tener una mirada contemplativa a la hora de realizar una balance. Fue el mejor de la etapa regular pero en ese partido ante Boca, con los pronósticos a favor y el presente futbolístico que lo respaldaba, no pudo dar el paso a la final. Días después llegaron las eliminaciones en Copa Sudamericana, de local y donde sólo alcanzaba con empatar ante River de Uruguay ya eliminado; y la salida temprana de Copa Argentina ante Agropecuario de Carlos Casares. El retroceso fue notorio. 
 
En el torneo local construyó con vaivenes su recorrido hasta llegar a este último partido con la oportunidad de pelear por el título. Cuando los planetas se alinearon y todo se puso a su favor, otra vez la mala lectura de sus futbolistas (recordar los eventos citados anteriormente, expulsiones insólitas, etc.) sumado a la falta de liderazgo en estos momentos determinados por parte del entrenador, lo privaron de un título. De forma increíble, con matices que serán complejos de olvidar y resolver en el corto plazo y que pondrá un peso sobre este equipo y su entrenador muy fuerte.
 
Las formas importan. En todo sentido. La ausencia de referentes para quitarle la pelota de las manos a Galván, el último en llegar al club, para hacerse cargo de ese penal, expone las carencias de un plantel que decepciona cuando la confianza en ellos es plena. Sin dar nombres propios, todos podemos coincidir en que había al menos cuatro futbolistas antes que el ex Huracán para hacerse cargo de ese remate. Y el entrenador, si fue su decisión, menudo problema nos generó. Y si desobedecieron su mensaje, peor aún.
 
En definitiva, Galván es un resultado también de la mala gestión dirigencial. Sea Blanco, Capria, Jiménez, Chiodini, Gago, todos o algunos en particular, dejar ir a Nery Domínguez implicó terminar de pagar sus consecuencias el domingo. El que llegó en su reemplazo falló el tiro del final. 
 
Será muy difícil salir rápido y bien de este golpe. Por lo pronto, ante Tigre el 2 de noviembre, este equipo disputará un partido para ver quién accede a la final por el Trofeo de Campeones ante Boca. No servirá de consuelo si se obtiene ese trofeo porque lo que se perdió tiene mucho más valor. Veremos si son capaces de asumir sus responsabilidades o seguirán dilapidando capital.
 
En lo particular, este equipo siempre me generó desconfianza. A cada paso que dio y con su posterior derrota en momentos claves, fue generando esa sensación. Y más allá de todo eso, cuando la oportunidad estuvo este domingo, volví a creer. Pero no hay caso. Algo falta. Es saludable el crecimiento individual y colectivo que Gago consiguió en este tiempo. Pero no alcanza. Falta algo que no se entrena, no miden los GPS ni la balanza. Algo que se tiene adentro, no se consigue corriendo más ni declarando para las cámaras. 
 
La personalidad está demostrada en los hechos. Y este grupo de jugadores y su cuerpo técnico ganará partidos, pero así, le será difícil ganar campeonatos.
 
Paolo Cella
 
@EspeRacinguista
 
@Paolo_Cella

 

Opinión

Un club en piloto automático

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Racing sumó este sábado una nueva frustración. La eliminación de Copa Argentina ante Huracán lo sacó de otro de sus objetivos. Mientras, el entrenador le escapa discursivamente a la palabra campeón y prefiere el término competir. La toma de decisiones…

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                                ZONA B

# Equipo Pts PJ PG PE PP GF GC DIF
1 Newells 7 3 2 1 0 4 1 +3
2 Sarmiento (J) 7 3 2 1 0 4 1 +3
3 Racing Club 7 3 2 1 0 5 3 +2
4 Union 5 3 1 2 0 5 3 +2
5 Belgrano 5 3 1 2 0 5 4 +1
6 San Lorenzo 5 3 1 2 0 4 3 +1
7 Godoy Cruz 4 2 1 1 0 3 2 +1
8 Boca Juniors 3 3 1 0 2 3 3 0
9 Central Cba (SdE) 3 3 1 0 2 3 5 -2
10 Tigre 3 3 1 0 2 2 4 -2
11 Def y Justicia 2 2 0 2 0 1 1 0
12 Lanus 1 3 0 1 2 2 4 -2
13 Platense 1 3 0 1 2 3 6 -3
14 Estudiantes (LP) 0 3 0 0 3 3 7 -4

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