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Un presidente en apuros

Jueves, 21 Octubre 2021 00:09 Escrito por

Tras especular con un interinato hasta diciembre de 2021 con Claudio Úbeda al frente del equipo para tomarse tiempo de elegir la opción más potable, Víctor Blanco no esperó al próximo cabildo abierto en Avellaneda y contrató un entrenador. Fernando Gago será el nuevo director técnico de Racing hasta fines de 2022, si los resultados acompañan. Una apuesta arriesgada como resultado de la improvisación que vivió el fútbol profesional del club este año.


A principios de 2021 los dirigentes del fútbol argentino no imaginaban el regreso del público a los estadios. Adormecidos en sus tareas, con el piloto automático puesto y sin otro vínculo con la gente que las redes sociales, patearon todos los asuntos impostergables hacia adelante. Con el regreso de los hinchas los reclamos salieron a flote y en Racing particularmente un par de partidos sirvieron para acelerar el curso de las cosas.

Blanco se encerró en su mundo imaginario, donde Racing jugaba bien y tiene un buen plantel. Luego de esquivar la responsabilidad de echar a Pizzi tras el papelón en la final ante Colón tras una final perdida (sin contar la de River por la Supercopa) y un torneo donde el equipo llegó a la final sin patear al arco, dejó a Úbeda sin tomar nota de la pérdida de tiempo y prestigio que representó cada uno de los partidos que el equipo jugó y en donde continuó dando muestras de una pendiente de rendimiento que no tenía freno.

Asustado o despabilado tras el empate ante Estudiantes y la derrota contra Platense, que puso al día los reclamos del hincha tras 18 meses de quejas por redes sociales, Blanco asumió cierto grado de compromiso con la realidad. El  equipo se sostiene apenas en puestos de Copa Sudamericana y si no fuera por la cantidad de equipos que compiten en la liga local su posición sería más alarmante. El comando deportivo de Capria y Jiménez no dio resultados y la factura por empujar a Diego Milito al retiro del club se la quieren cobrar al Presidente.

En apenas cuatro días Fernando Gago se convirtió en el nuevo entrenador de Racing hasta diciembre de 2022, si los resultados lo acompañan. Tras un ciclo de 26 partidos en Aldosivi, con siete victorias, tres empates y 16 derrotas, su llegada responde más a una necesidad de cambiar la energía que a una decisión tomada desde la convicción. Por más saludable que haya sido el inicio del ex entrenador del Tiburón en Mar del Plata desde lo conceptual, esta convocatoria es absolutamente un acto de desesperación por salir de inmediato del sendero de errores que esta dirigencia viene cometiendo desde finales de 2020.

Gago tendrá además una tarea difícil de aquí al final del torneo. Primero deberá sortear un fixture por demás exigente mientras intenta mejorar una nómina que no tiene puntos altos en lo que va del año y con la cual el flamante entrenador deberá resolver la urgencia más inmediata: meterse de mínima en la próxima Copa Sudamericana, plaza que aún conserva. Luego deberá persuadir a varios elementos del plantel, cuyo futuro es incierto, para que continúen; y trabajar con Blanco y quienes tomen decisiones para mejorar sustancialmente un plantel de poco relieve que precisa con urgencia una renovación de calidad.

Sus ideas podrán ser las mejores e incluso estar dentro de lo que muchos consideran el ideal para una institución grande como Racing. Pero tomar ese puñado de partidos en Aldosivi como el postulado de Gago como entrenador es un error. Es impreciso sostener que aquello es lo que imagina el ex futbolista de Real Madrid para la Academia por aquél fugaz estreno.

Gago es una apuesta como lo hubiera sido Mascherano. Quizás un entrenador con más horas de trabajo al frente de un plantel hubiera sido lo ideal, teniendo en cuenta el contexto que atraviesa Racing y sus urgencias. Situación que por cierto es de absoluta responsabilidad de Blanco y compañía, que en la comodidad de la ausencia de público, jamás imaginaron un escenario como este.

Para Fernando Gago solo queda desear la mejor de las suertes. Racing necesita retomar el sendero de la estabilidad deportiva, con signos vitales de competitividad, algo bastante lejano en este 2021. No es la opción imaginada por quien escribe estas líneas para dar el golpe de timón que Racing precisa, pero la decisión ya está tomada.

Por último y no menos importante, Gago será el último de los responsables de lo que suceda de aquí al final del año. Son Blanco y sus pares de comisión directiva, más Rubén Capria, los culpables de este presente desvirtuado de toda grandeza. Háganse cargo de una vez de las cosas y sobre todo dejen trabajar en paz a quienes contratan. No como Beccacece y Pizzi que, errores al margen, fueron víctimas de las internas dirigenciales.

Gago es la opción más a mano que encontró Blanco para resolver ya la necesidad de contratar un entrenador, situación que dilató amparado en su conformidad. Así como eligió quedarse con estructuras de trabajo añejas para romper un camino de previsibilidad a finales de 2020, ahora decidió apurado por el riesgo de seguir perdiendo el capital político que supo construir años atrás.

El vamos viendo constante ya no sirve. Ojalá Gago sea la solución para tanta improvisación.

Paolo Cella

@EspeRacinguista

@Paolo_Cella

La comodidad desespera

Jueves, 23 Septiembre 2021 20:28 Escrito por

Racing quedó eliminado de la Copa Argentina y su andar deportivo en este 2021 continúa en picada. Con un plantel de vuelo bajo, sostenido por los emblemas del ciclo Coudet que mantienen la competencia digna, la Academia detonó su estabilidad deportiva. Otra vez Lisandro López le puso realidad al presente con sus declaraciones pos partido. Quede esperar ahora si el Presidente toma nota de esto o sigue refugiado en su círculo íntimo. Como suele suceder en este país, el poder obnubila. Blanco declara cosas que sólo él y su séquito observa, mientras el prestigio se diluye.


"Es un buen momento para trabajar, ir para adelante y en diciembre hacer una autocrítica de parte de todos los que estamos en Racing para no quedarnos en la comodidad que genera un poco el club. Me molesta sentirlo y decirlo". Esta declaración de Lisandro López pinta de cuerpo entero el presente. Comodidad. Descripción mas real sobre el camino que eligió Blanco, no se consigue. De aquella frase de Milito, "la inversión no es un gasto", pasaron 10 meses. El presidente no reacciona. Dejó puesto el piloto automático.

Quizás avalado por ese 72% de votos, sobre un padrón concurrente escaso, creyó que todo estaba bien. Ese porcentaje, legítimo, es sobre la base de una elección realizada en pandemia, con restricciones y todo lo que la situación sanitaria implicaba en aquel diciembre. 

 

Juntó voluntades en su lista, armó un stock de gente que necesita ser parte de la comitiva que viaja a todos lados mientras el socio e hincha miraba por televisión. Empujó con sus decisiones la salida de Diego Milito, quién con aciertos y errores trazó un camino más contemporáneo para pensar destinos deportivos. Hoy, mientras los clubes buscan profesionalizar áreas de trabajo, incorporar metodologías que incentiven la competencia hacia arriba, con astucia y adaptándose a los tiempos que corren, sobre todo económicos, Blanco se pegó a las viejas costumbres de la política deportiva.

 

Nunca creyó en la figura de manager, secretario técnico o asesor deportivo. Milito fue, en consonancia con el arribo de Coudet, una respuesta políticamente correcta a la demanda popular de sumar al ídolo, ya retirado, a la cocina deportiva. La convivencia entre el 22 y Chacho no siempre fue armoniosa, pera la tensión entre ambos proyectó a Racing hacia arriba. No coincidían en todo, pero Coudet, sabio del paño futbolero que transitaba, y Milito, caminaron igualmente a la par con un mismo objetivo: poner a Racing lo más alto. Con aciertos y errores, fueron tiempos de competitividad.

 

La pandemia detonó los planes de todos. Sin competencia, el 2020 se agrupó en pocos meses y muchos partidos. Beccacece no logró trascender la frontera de los cuartos de final de la Libertadores y en el ámbito local fue penoso su desempeño. Pero el ahora entrenador de Defensa y Justicia y Pizzi tuvieron algo en común. Uno, elegido por Milito, y el otro convocado por Capria, fueron víctimas del desgaste que ese grupo de gente elegida por Blanco para rodearlo les propinaron. Con operaciones de prensa después de cada derrota o en el día a día.

 

Mientras todo eso sucedía, el presidente no parecía meterse de lleno en la realidad. Dejó prestado el mando en sus pares de comisión directiva y se aferró fuerte a esa comodidad de la que habló Lisandro López luego de la eliminación en la Copa Argentina. Tanto tiempo comparándose con tiempos lejanos de angustias deportivas y económicas, que el temor por soltar un peso en búsqueda de algo nuevo o superador los atrapó. 

 

Luego de años de recaudaciones generosas por ventas de futbolistas el club no presenta obras que permitan vislumbrar un horizonte de crecimiento. Mientras en primera o el ascenso se inauguran predios o remodelan canchas, Racing va por un ascensor. Las demandas en infraestructura se acumulan y el tiempo pasa. Deportivamente el ingreso a copas, otra máxima del blanquismo explícito, pende de un hilo. La tabla anual hoy nos encuentra en la cornisa para acceder a la Copa Sudamericana. Para Racing, ese objetivo es un castigo. Pero claro, como "antes estábamos peor", puede ser que participar sea un logro en las filas oficialistas.

 

Así esta Racing hoy. Con un entrenador interino que "nos da una mano" (lo dijo Blanco), un plantel con seis o siete futbolistas heredados del ciclo Milito - Coudet que empiezan a despedirse del club por necesidades económicas y ambición deportiva y una pausa en la toma de decisiones que alarma a todos, o casi todos. Úbeda y Capria son un decorado pasajero de este presente y quedan al margen de grandes evaluaciones. Su presencia se entiende sólo por aquél recuerdo nostálgico de tiempos pasados y un vínculo afectivo que Racing sostiene. Caerles a ellos hoy es desviar el foco de los verdaderos responsables: los dirigentes.

 

El regreso del público a los estadios está cada vez más cerca. Quizás esa sea la alarma del despertador que precisa Blanco para reaccionar. El termómetro de la gente que va a la cancha no es lo mismo que aquél que lo votó. El presidente consumió mucho de su capital político, que por mérito propio construyó, apoyándose en estructuras viejas. Dejó puesto el piloto automático, esperando tal vez, que las cosas se acomoden en algún momento.

 

Deportiva e institucionalmente Racing se quedó en aguas estancadas. Con el riesgo que eso supone, porque lo que se estanca se pudre.

 

Paolo Cella

 

@EspeRacinguista

 

@Paolo_Cella

No lo dejen solo

Miércoles, 18 Agosto 2021 19:50 Escrito por

El presidente de Racing tuvo una desafortunada declaración el fin de semana. Otra vez asoma la inquietud acerca de si tiene a su alrededor gente capaz de llevarle una agenda que le evite tamaños desatinos. O si se trata lisa y llanamente del verdadero sentir de Víctor Blanco, ahora que tiene por delante tres años de gestión sin un horizonte eleccionario que lo condicione. Capaz de caminar por la avenida del medio durante tantos años, y vaya que lo hizo con méritos, esta versión asoma bastante soberbia en comparación con el dirigente que solía mostrarse componedor. La frase además lo hizo quedar en ridículo. La gente de Racing en sus peores momentos fue la que sostuvo al club y lucía con orgullo sus colores. 

 


 

 

El año 2001 fue la liberación para toda una generación que caminó los 35 años de penumbras. El descenso en 1983, una vergüenza mayúscula en lo deportivo para un club del tamaño de Racing, fue otro cachetazo a aquella realidad que no parecía dar tregua. Aquella conquista de 1988 en la Supercopa fue un oasis en el desierto. Padres que vieron la gloria absoluta con el equipo de José conocieron también lo peor. Pero ninguno dejó de transmitir la pasión por los colores. Esos padres tuvieron hijos, los llamados "hijos de la resistencia". Los sub 40, acumuladores de derrotas, destierros, alquileres y descenso. Ninguno dejó de lucir los colores o seguir trasladando la pasión de generación en generación.
 
Pero el título con Mostaza, aquél caótico diciembre de 2001, no sería la última vez que Racing coquetearía con el desastre. Se fue el gerenciamiento dejando tierra arrasada, el equipo hizo equilibrio en primera, recuperó la democracia y sus dirigentes adolescentes se pelearon como si el club fuera un juguete propio. Nadie dejó de transmitir la pasión por Racing. Habría que preguntarles a aquellos que se encadenaron a la sede de Villa del Parque para evitar el remate, o a los que creyeron que ese terreno se podría convertir en el Predio Tita, si lo hacían porque sí, o era el orgullo de ser hinchas de Racing lo que los mantenía firmes en aquellas causas que son dos pinturas del amor que el hincha tiene por este club.
 
Cuando nuestro compañero Ariel Gutiérrez abordó a Blanco para entrevistarlo en cancha del Deportivo Español, en ocasión de la presentación del primer equipo de fútbol femenino, sucedió lo que muchas veces ocurre con los dirigentes deportivos de la Argentina. Al no estar en su zona de confort, donde las preguntas son autopistas de publicidad, contestan sin terminar de poder darle forma a su idea. Esto es lo que le sucedió a Víctor Blanco. Seguramente hoy este arrepentido de una de las burradas más grandes que declaró siendo presidente de Racing.
 
Lo que le pasó a Blanco no es ni más ni menos que lo que venimos contando en Esperanza Racinguista. La acumulación de gente que le dice todo que sí, que no lo cuestiona en el foro interno, provoca estas barbaridades. Un presidente de Racing diciendo que antes "costaba ponerse la camiseta", es de las brutalidades dialécticas más destacadas de los últimos años. 
 
Blanco anda repitiendo que fue ratificado por los socios mayoritariamente. Y tiene razón. Pero omite que lo hizo en pandemia, con la concurrencia más baja de las últimas elecciones. No produjo la renovación de dirigentes que se debía realizar, acumuló gente de todos los espacios en pos de la "pluralidad" pero lo que hizo fue darles protocolos a los quejosos. La oposición tampoco ayudó a subir la calidad de propuestas y aquí estamos. El hombre suelto de cuerpo, sin medir sus palabras ni siquiera para cuidar su capital político.
 
Logró despertar al menos, en redes sociales, una catarata de fotos de gente con la camiseta de Racing, en cualquier lugar y circunstancia, para mostrarle al presidente lo alejado de la realidad que está actualmente. Un presidente que sigue poniendo el punto de comparación, para justificar este presente, con los peores años de Racing. Una constante meseta de conformismo que no es exclusiva de Blanco. 
 
Un presidente que tiene entre sus méritos haber ordenado el club, erosiona su capital político con estos dichos. Venía de elegir a la vieja escuela de dirigentes por sobre Milito, un ídolo. Sigue aferrado a la comparación con tiempos pasados y para colmo ahora declara esta barbaridad. 
 
Ojalá alguien le acerque un poco de autocrítica para hacerle notar lo distante que esta del sentir del hincha. Porque los que siguen colgados del protocolo no le van a decir otra cosa que "sí presidente, usted es el mejor, siga así".
 
Paolo Cella
 
@EspeRacinguista
 
@Paolo_Cella
 

 

Opinión

Un club en piloto automático

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Racing sumó este sábado una nueva frustración. La eliminación de Copa Argentina ante Huracán lo sacó de otro de sus objetivos. Mientras, el entrenador le escapa discursivamente a la palabra campeón y prefiere el término competir. La toma de decisiones…

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# Equipo Pts PJ PG PE PP GF GC DIF
1 Newells 7 3 2 1 0 4 1 +3
2 Sarmiento (J) 7 3 2 1 0 4 1 +3
3 Racing Club 7 3 2 1 0 5 3 +2
4 Union 5 3 1 2 0 5 3 +2
5 Belgrano 5 3 1 2 0 5 4 +1
6 San Lorenzo 5 3 1 2 0 4 3 +1
7 Godoy Cruz 4 2 1 1 0 3 2 +1
8 Boca Juniors 3 3 1 0 2 3 3 0
9 Central Cba (SdE) 3 3 1 0 2 3 5 -2
10 Tigre 3 3 1 0 2 2 4 -2
11 Def y Justicia 2 2 0 2 0 1 1 0
12 Lanus 1 3 0 1 2 2 4 -2
13 Platense 1 3 0 1 2 3 6 -3
14 Estudiantes (LP) 0 3 0 0 3 3 7 -4

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