La expulsión de Gabriel Arias deja abierto el interrogante sobre cual será la sanción que le corresponderá al arquero de Racing y como condicionará eso al equipo de cara al final de campeonato. Esta expulsión y las demás, sumadas a las decisiones de cuidar futbolistas en determinados tramos del año, ponen condicionamientos que restringen al equipo. Si pretende ser un aspirante serio al título no puede seguir pecando así de ingenuo e impulsivo.
Antes de cualquier análisis es justo reconocer que lo sucedido con Gabriel Arias es repudiable. Nada justifica que cuatro, cinco o la cantidad de personas que sean agravien a otro. Esto no tiene nada que ver con el folklore del fútbol y escapa a cualquier tipo de justificación. La reacción de Arias no estuvo bien y ya le corresponderá una sanción por eso, pero no se puede seguir permitiendo con liviandad esta clase de agresiones.
Con todo, será el arquero de Racing y el equipo los que tengan que cargar o no con las consecuencias de su reacción. Ante un tribunal de disciplina que mide según el color de la camiseta, la sanción es toda una incógnita. Se sabía de su ausencia ante Unión por la convocatoria a la selección de fútbol chilena pero ahora resta esperar si su salida se extiende más allá del duelo ante los santafecinos.
Esta expulsión se suma a la de Eugenio Mena. El chileno buscó su quinta amarilla para limpiarse y así volver, luego de su ida a la fecha FIFA, sin condicionamientos. Pero no contempló los avatares de un partido como el del domingo ante el Calamar, complejo para Racing y vio la segunda tarjeta amarilla. Ahora, a su regreso, seguirá al límite con cuatro amonestaciones. Estas lecturas de los futbolistas de Racing, con la venia del cuerpo técnico, ya puso a Racing con limitaciones para contar con todos sus futbolistas.
El caso más resonante fue el de Enzo Copetti, que se hizo sacar la quinta tarjeta amarilla ante Tigre para sortear el duelo ante Barracas Central y poder estar frente a Boca. Racing sumó 3 empates consecutivos ante el Matador, el Guapo y los Xeneizes. Su goleador no estuvo en Floresta y el equipo lo sintió. Ante los de Victoria, si bien el partido se descarriló por otras cuestiones, su salida para buscar esa tarjeta privó al equipo de su presencia.
Podemos mencionar las expulsiones de Tomás Chancalay, hoy ya fuera del club, producto de dos jugadas fuera de contexto, dejando la pierna por demás ante Godoy Cruz en Mendoza o con la agresión al futbolista de San Lorenzo en Avellaneda. Ese día también se fue expulsado Leonardo Sigali. En La Plata Carlos Alcaráz jugó como hincha de Gimnasia ante Estudiantes y se dejó llevar por ese impulso, reaccionó y pagó con roja. La expulsión de Johan Carbonero ese día es la más cuestionable. No parecía merecedora de esa sanción la jugada pero el colombiano vio la roja y en duró solo siete minutos en cancha antes de irse al vestuario.
En algún momento Fernando Gago también cuidó futbolistas. Aquél duelo fatídico ante River Plate de Uruguay es el caso más claro. El entrenador guardó a Aníbal Moreno, hasta allí el mejor futbolista del año, y el equipo lo pagó. Necesitaba empatar y erró todo lo que generó, es cierto. Pero pensó en los octavos de final cuando todavía no tenía el boleto sellado. Perdió 1 a 0 y se fue en primera ronda. Tampoco jugó Enzo Copetti ese día.
Las lecturas del entrenador y el comportamiento de los futbolistas a lo largo de este año han sido matices que el equipo cargó consigo y fueron obstáculos inesperados en su recorrido. Prescindir de determinados jugadores en momentos determinantes del año o las reacciones sin medir consecuencias a futuro son parte de un grupo que aún no da señales de ser lo suficientemente claro en su candidatura al título.
A lo largo del año fueron pasando las competencias y salvo excepciones como el partido ante Boca por las semifinales de la Copa de la Liga, todo esto mencionado anteriormente condicionó a Racing. Ahora es Arias, de intachable comportamiento en estos cinco años en el club, determinante desde su regreso, capitán y voz de mando dentro de la cancha, quien le pone puntos suspensivos a su presencia.
Es hora de ajustar estos detalles. No queda nada para el final y es necesario contar con todos a disposición. Algo que Racing aún no logra y que le pone suspenso a su candidatura al título.
Paolo Cella
@EspeRacinguista
@Paolo_Cella
Racing esta atravesando un período de incertidumbre absoluta. Su dirigencia no advierte lo que sucede a su alrededor, el asesor deportivo es una figura decorativa y el plantel y su cuerpo técnico se contagiaron de esa dinámica de trabajo. Todos se han sumergido en una zona de confort donde nadie cambia el ritmo, lo que pasa, pasa y punto. No parece haber ambición y el año va camino al fracaso deportivo. Los buenos momentos fueron un lugar efímero y comienzan a quedar lejos.
Transcurrido más de la mitad del campeonato Racing se ubica octavo, a siete puntos del líder Atlético Tucumán. Con 11 fechas por delante no parece una diferencia insalvable pero la sensación es que el tren ya pasó. El equipo no registra una secuencia de buenos partidos en los últimos meses y para colmo ganó apenas 3 de los últimos 11 partidos, contando Copa de la Liga, Copa Sudamericana, Copa Argentina y la actual Liga Profesional. Poco para un equipo que este semestre sólo tiene una competencia por delante. No gana dos partidos seguidos desde hace 26 fechas.
Hecha esta presentación desde la numérico, el contenido tampoco tiene mucho margen para darle esperanzas a un plantel que parece haber tocado su punto máximo en los dos partidos frente a Aldosivi. Antes y después, la bipolaridad entre un tiempo y el otro, su falta de eficacia en el arco contrario y las carencias de un plantel sin la jerarquía necesaria en las zonas mas determinantes de la cancha, han sido un condicionante para el equipo. Fernando Gago supo elevar rendimientos pero no pudo hacerlos trascender más allá de una ilusión para transformarlos en realidades.
Para colmo, los refuerzos nunca dieron el aporte cualitativo que el entrenador imaginó al insistir por ellos. Edwin Cardona, Johan Carbonero, Maximiliano Romero y Emiliano Vecchio aún están en proceso de puesta a punto, cada uno con su particularidad. Para colmo dos están en plena recuperación de lesiones. El colombiano ex Gimnasia jugó apenas un puñado de minutos y el ex Rosario Central lleva más de 45 días de recuperación tras su desgarro en el clásico. El delantero que vino del PSV, tras un par de lesiones serias en su rodilla, deberá apuntar a la pretemporada para primero tomar impulso desde lo físico. Sus ingresos son elocuentes respecto a su condición física.
Estas situaciones, advertidas en muchos casos durante el receso de verano y el de mitad de año también, son consecuencia de un discurso y un accionar pasivo desde la conducción del club. Desde el Presidente Blanco y el su asesor deportivo Capria, el mensaje es de una conformidad absoluta. La sola participación en torneos continentales y ubicarse en la parte alta de la tabla parece dejarlos a gusto. Racing participó de cuatro torneos este año, en tres ya perdió su chance y la Liga ya parece haberlo postergado, aún cuando desde lo matemático tiene chances.
En la tabla anual, que otorga boletos a la próxima Copa Libertadores, tiene los mismos puntos que River, 55, pero está segundo por diferencia de gol. Este asunto pasó a ser de máxima prioridad para un plantel y cuerpo técnico que ha dilapidado cada oportunidad este año. Más allá de lo que se juramenten puertas adentro, si el equipo no cambia la dinámica de estos últimos partidos, donde se va en buenas intenciones cada vez más breves y que chocan contra la falta de jerarquía y el recambio sin soluciones, padecerá el cierre del año.
Como es habitual, ante una derrota o empate, las voces son pocas. El entrenador sigue hablando de competir mientras todos se animan a pelear el campeonato con menos herramientas. El asesor deportivo sólo aparece cuando el equipo gana y es para comentar una realidad paralela. Sin títulos no hay proyecto que resista. Y si además se les escurre de las manos la clasificación a la Copa Libertadores 2023, deberían tener dignidad y asumir el fracaso que eso significaría.
Quedan 11 partidos. 33 puntos. Puede suceder cualquier cosa de aquí al final. Pero sino hay un cambio de actitud profundo de todas las partes, Racing seguirá siendo atractivo para los neutrales y una carga pesada para los que anhelamos un club con ambición. Podrá salir mejor o peor, pero sin ambición no hay proyecto que resista.
Paolo Cella
@EspeRacinguista
@Paolo_Cella
Racing ya condicionó su año deportivo con deslices que lo alejaron de casi todas las competencias que afrontó en este 2022. Por eso los recientes empates en casa ante Arsenal y Tigre, con los condimentos que cada uno de ellos tuvo, tiene un dejo de oportunidad perdida. Si bien queda mucho camino por recorrer en este torneo y el equipo lidera la tabla anual, el cartel de candidato es una etiqueta que este plantel parece no poder o saber cargar. Las evidentes evoluciones colectivas e individuales de los futbolistas, mérito de Fernando Gago y sus jugadores, no alcanzan para afirmarse, mas allá de haber perdido poco o casi nada este año.