Racing no pasó del 1-1 ante Godoy Cruz en un flojo encuentro, las situaciones particulares a continuación.
Racing le ganó 2 a 1 a Newell´s en Avellaneda por la fecha 5 de la Zona B de la Copa de la Liga y se trepó a lo más alto de la tabla. Tras un primer tiempo errático, sin poder superar a la Lepra, promediando el complemento encontró la ventaja. El suspenso del final le puso dramatismo a un desenlace que pudo haber puesto contra las cuerdas aún más al entrenador, más allá del apoyo interno. Gago sigue moviendo el equipo en busca del ideal pero mientras tanto suma de a tres, condición inmejorable para seguir adelante en esta clase de competencias.
Como si se tratara de un reflejo en el espejo en el que se miran, Fernando Gago y Gabriel Heinze casi que transmiten los mismos conceptos de juego. A tal punto que sus equipos juegan en función de movimientos que se parecen tanto que uno puedo imaginar que están calcados. Virtudes y defectos se asemejan y la zona de tránsito libre genera partidos con espacios. Aprovecharlos es otra faceta del juego que deberán perfeccionar. Por algo ambos padecen la falta de gol o de eficacia, que los posterga de poder dar el salto en diferentes competencias.
Con los ingresos de Gastón Martirena, Jonathan Gómez y Gabriel Hauche por Agustín Ojeda, Nicolás Oroz y Maximiliano Romero, Gago replicó el dibujo que utilizó ante San Lorenzo. Si bien el equipo rosarino presentó una línea de cuatro en el fondo, con tres medios y tres puntas, al percibir esto, Heinze tocó las piezas, espejó su dibujo con el de la Academia y los duelos individuales se replicaron por cada rincón de la cancha.
Allí era primordial la incidencia de futbolistas como Quintero, capaz de romper los sistemas esquematizados, para encontrar espacios. El colombiano no anduvo preciso y el equipo lo sintió. La movilidad de Nardoni y Gómez, partiendo del centro, intentó darle soltura al equipo. Salvo aquella corrida de Roger que terminó estirando su definición ante la salida de Hoyos, Racing no logró inquietar el arco rosarino.
Los dos buscaron profundizar con sus laterales derechos uruguayos, reforzando aquello de parecerse tanto que si les cambian las camisetas, pocos notarían la diferencia. El impacto del lateral de Racing se vería recién al cierre del juego, donde todo emergió en cuestión de minutos, para pasar de la desazón a la locura.
El segundo tiempo Racing adelantó aún más su última línea. Sin profundidad por afuera, buscó por adentro. Cayó en el embudo y sólo puso a trabajar a Hoyos cuando Martirena o Nardoni rompián por la zona de Martino, con desbordes que tenían finales sin gol, como esa de Hauche y otras aproximaciones que ya le daban crédito al equipo imaginando la ventaja. El gol de Gómez, presionando alto y forzando el error, a los 26, parecía acomodar las cosas. Sólo era un parecer.
Newell´s no tiene peso ofensivo que invite a refugiarse demasiado. Gago comenzó a oxigenar el equipo con los cambios y en el minuto 92, un pelotazo frontal y el mal cálculo de Arias, sirvieron para que Guillermo May pusiera el empate. El malestar general por lo que parecía otra oportunidad perdida se hizo presente.
Poco quedaba por delante cuando Almendra, reemplazante de Quintero, asistió a Martirena, en el minuto 97, para que el uruguayo ahora sí fuera profundo y certero, y desatara la locura. Racing lo ganó en la última del partido, casi cuando nada quedaba y se subió a lo más alto de la tabla en su zona.
La cuota de sufrimiento pudo costar más caro que perder dos puntos. El equipo sigue sin atrapar, más allá de pasajes aceptables e intenciones que se le puedan reconocer. El año tiene esta competencia como último eslabón de felicidad y cada juego será así, con la carga de los pesados vestigios a cuesta. Deberá aprender a convivir con ellos.
Paolo Cella
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