Racing perdió 2 a 1 frente a Platense por la octava fecha de la Copa de la Liga con goles de Nicolás Castro de penal y Ronaldo Martínez. Para la Academia descontó Balthasar Rodríguez. El primer equipo lo dirigió la dupla conformada por Sebastián Grazzini y Ezequiel Videla a la espera de que Víctor Blanco tome una decisión respecto del futuro entrenador. La derrota, segunda consecutiva como local y en el torneo, generó otro clima de reclamos en el estadio. Veremos si alguien toma nota del malestar o nada cambia.
Poco se les puede reclamar a un par de entrenadores interinos que saben mejor que nadie la duración de su estadía al frente del primer equipo. Grazzini y Videla casi que no tocaron nada respecto a los nombres y sistemas que Fernando Gago utilizó. La variante fue regresar a la línea de cuatro defensores, tres medios y tres puntas, con la inclusión de Ojeda como extremo izquierdo y Gómez completando la mitad de la cancha con Moreno y Nardoni.
Como si estuviera predeterminado todavía por las ideas de Gago, el equipo replicó movimientos de juego que lo estancaron en su recorrido. Espeso y sin cambio de ritmo, Platense intuyó cual sería el modelo elegido por la dupla y sus futbolistas. El Calamar esperó, pasó algún sobresalto sin mayores consecuencias y encontró esa ventana de oportunidades que los equipos frágiles de ánimo y estructura como Racing suelen ofrecer. De penal, promediando el primer tiempo, Nicolás Castro abrió el marcador.
Si había un escenario desfavorable para un equipo que agotó todos los resortes de confianza que la gente pudiera tenerle, era este. Desbordes sin terminaciones, toques en la puerta del área sin perforar la defensa rival y esas conducciones espesas que hunden al equipo en traslados interminables, con la comodidad para que Platense se defienda en pocos metros. Salvo un remate de Jonathan Gómez, jamás el equipo puso en peligro la ventaja visitante.
Los cambios de Rubio y Hauche por Martirena y Ojeda fueron nominales. Los problemas del equipo siguieron latentes. Quintero atrapado en su falta de influencia, los centrales pasándose la pelota casi todo el partido sin desmarques de compañeros y un rival que no estuvo incómodo en esa postura de seguir esperando. Maximizado con ese segundo golpe que significó el gol de Martínez a los 10 minutos del segundo tiempo.
El desarrollo de los minutos restantes fue tedioso. No sólo porque el equipo no pudo encontrar respuestas futbolísticas. Anímicamente atraviesa un tobogán que no tiene un final cercano. La ubicación en la tabla invitaba a imaginar una vuelta de página inmediata, pero el plantel parece envuelto en un duelo ante la salida de un entrenador por el cual dieron señales de apoyo. La dupla no tenía mucho margen de maniobra si además de las cuestiones técnicas y tácticas hay un componente emocional que condiciona.
El descuento de Rodríguez maquilló el marcador pero no alcanzó para la remontada. El equipo jugó todo el segundo tiempo frente a Platense, el resultado adverso y el enojo de su gente, que cansada de tantos golpes castigó con silbidos las intervenciones fallidas de varios futbolistas.
Blanco no tiene margen de maniobra para especular con el tiempo. Es de carácter inmediato que tome la decisión de contratar un entrenador. Hoy el equipo está afuera de todas las copas internacionales de 2024 y pende de un hilo su puesto entre los primeros cuatro que avanzarán a los cuartos de final de la Copa de la Liga.
Paolo Cella
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