Paolo Cella - Periodista, editor en Esperanza Racinguista - Socio de Racing
Por la décima fecha de la Liga Profesional Racing cayó 3 a 1 en La Plata ante Gimnasia con goles de Tarragona, Morales y Soldano. Gómez descontó para la Academia. El equipo de Fernando Gago no entendió nunca como jugar esta clase de partidos, donde el rival apuesta a quitarle espacios y ponerlo a jugar de espaldas. La rotación a la que apostó el entrenador no dio resultado y el partido fue un suplicio. Otra jornada donde el equipo se entrega ante el rigor de un oponente que corre más de lo que juega pero deja todo. A veces con eso también se juega.
El primer tiempo de Racing en La Plata fue impresentable. Desde cualquier punto de vista que se analice lo que hizo el equipo de Fernando Gago en el Bosque fue de lo peor que se recuerde. Comparable e incluso peor que el partido jugado en Mendoza ante Godoy Cruz. Gimnasia ganó todas las divididas mientras los futbolistas de la Academia se movían por el campo de juego sin intensidad ni agresividad para disputar el juego.
Con cambios respecto al duelo por Copa Libertadores, el equipo que puso Gago respondió a esa elección. Parecían once futbolistas desconectados entre sí, entregados a lo que Gimnasia hiciera. Con dos líneas de cuatro bien juntas y dejando a Soldano y Tarragona sueltos de punta, el Lobo metió fricción para disputar cada pelota y ser el dueño del partido. El medio de Racing, blando y sin ritmo con la convivencia de Nardoni, Avilés y Oroz, padeció cada segmento del primer tiempo.
El gol prematuro de Tarragona, con la licencia de Galván quién se desentendió de su presencia y fue a las espaldas de Insúa, le puso de manifiesto a todos lo que sería la tarde de Racing. Ni su entrenador ni los futbolistas comprendieron por donde iba el partido, siguieron jugando con un ritmo ajeno al pulso que requería la tarde y padecieron en todo momento el fervor platense por controlar el juego.
Racing saldría tibiamente de su letargo con el ingreso de Matías Rojas por el lesionado Edwin Cardona. El colombiano disputó un balón con tanta firmeza que terminó por lastimarse y abandonar el campo de juego. La presencia de Rojas encendió las alertas locales y las esperanzas racinguistas. Dos o tres toques veloces, rápidos y para adelante expusieron lo mal que estaban jugando sus compañeros. De su impronta llegó la asistencia para Facundo Mura que remató a las manos de Durso. 38 minutos tardó el equipo de Gago en patear al arco.
La expulsión por doble amarilla de Gabriel Rojas explica el mal partido de Racing en este primer tiempo. Lejos del arco, presionando sin orden y fuera de tiempo, el lateral vio la roja dejando al equipo con diez, con todo un tiempo por delante. Jugar con Cardona y Oroz por delante también es un riesgo ante su nula colaboración en el retroceso. Pero nadie tomo nota de ello.
El segundo tiempo comenzó con los ingresos de Nicolás Reniero y Óscar Opazo por Galván y Hauche. Con diez futbolistas y el resultado a cuesta, Racing quiso enviar el mensaje de que iría a buscar el partido aún con estas dificultades. Sucede que otra vez Gimnasia golpeó temprano en ese capítulo. A la salida de un tiro libre fue Leonardo Morales quién de cabeza puso el 2 a 0. El golpe inmediato pareció sentenciar las chanches del equipo.
El gol de Jonathan Gómez abrevió la distancia en el marcador y puso cierta tensión en el aire platense. Un equipo joven como el de Chirola Romero sintió el impacto y resistió. Gago junto a los tres número nueve con el ingreso de Paolo Guerrero y casi lo empata la Academia. El penal sobre Maximiliano Romero que Lamolina anuló a instancias del VAR fue el primer aviso. Luego el despeje de Colazo sobre la línea ante el remate de Avilés. De contra Soldano liquidó el pleito.
En el juego nada podía dar indicios de que Racing estuviera cerca de alcanzar el empate. Una formación como la de hoy, inexpresiva, híbrida y sin corazón como la del primer tiempo, fue muy pesada para las expectativas de la Academia.
Los caprichos de Gago, cuando afloran, son irritantes. Insistir con Galván, a quién quitó en el entretiempo, la presencia de Oroz que poco aporta y los niveles bajos de Mura, Nardoni y Romero, por citar apenas tres futbolistas, exponen la realidad de este plantel. El recambio no tiene cercanía con los habituales titulares y si juegan todos juntos el juego no fluye.
Esta presentación es comparable con la derrota en Mendoza. Por la manera de encarar el partido y la nula reacción ante la evidencia de un rival que con tan sólo correr y doblegar las marcas expone las limitaciones de un equipo que juega cómodo en determinados escenarios. Cuando lo muerden, lo aprietan y le asfixian la salida, se entrega manso.
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La situación contractual de Matías Rojas deja en evidencia nuevamente los hábitos que esta conducción de Racing mantiene respecto al cuidado del patrimonio. Sin importar los nombres, se reiteran estos escenarios de incertidumbre y dilatación que no hacen otra cosa que poner en riesgo la salud financiera del club. Cuando se habla de cuidar el dinero hay que mencionar estos desenlaces también, donde los futbolistas se van libres o con ofertas menores a lo que se podría haber conseguido de ser previsibles. Estirar las negociaciones desgasta y deja poco margen de maniobra.
Para poner en contexto la situación que hoy mantiene en vilo al mundo Racing debemos remontarnos a mediados de 2019, cuando el club le pagó a Defensa y Justicia 2,5 millones de dólares por la ficha de Matías Rojas, por entonces futbolista del Halcón de Florencio Varela y hombre clave en la formación de Sebastián Becaccece en aquél campeonato que terminaría ganando la Academia de la mano de Eduardo Coudet.
Con altibajos producto de lesiones y rendimientos que nunca terminaron de asentarlo en el equipo, todos los técnicos que pasaron por Racing ponderaron sus cualidades. Desde Coudet, el primero, pasando por Becaccece, Pizzi o el interinato de Úbeda. No hubo ni hay entrenador o compañero que no destacara el perfil de futbolista que es Matías Rojas. Pero su técnica no tenía esa influencia en el campo y la resistencia del público lo acompañó siempre.
Es Fernando Gago el entrenador que mayor confianza le imprimió al volante paraguayo. Si bien también lo utilizó de volante interno, fue cuando lo puso de extremo derecho cuando Rojas rompió su pared y atravesó esos prejuicios que siempre lo acompañaron. Y es este semestre donde su influencia en el equipo es total y absoluta. Se convirtió en el jugador que rompe partidos, los abre o destraba con su pegada. Seis gritos en ocho partidos lo transforman en el jugador del momento.
Y esto, a seis meses de quedar en libertad de acción, con la posibilidad de firmar un pre contrato con cualquier club del mundo desde el 1 de enero de este año, pone de manifiesto nuevamente el hábito de Víctor Blanco sobre la negociación de contratos con futbolistas que tienen ascendencia dentro y fuera de la cancha. Los más recientes casos de Nery Domínguez, Eugenio Mena y Mauricio Martínez, con contextos totalmente diferentes, sirven de evidencia. Más atrás en el tiempo están las promesas dilatadas a Lautaro Martínez, Gustavo Bou o Marcos Acuña, por citar ejemplos de peso.
Cuidar el patrimonio del club no es solamente gastar poco. Tiene que ver también con decisiones deportivas como, por ejemplo, prever la finalización de los vínculos contractuales sin importar la realidad deportiva del futbolista en cuestión. La inversión realizada, en este caso por Rojas, no puede perderse así nomás. No importa si el año pasado su presente era otro, como dijo el mago Capria. Para comentar la realidad está el periodismo.
Como sea, hoy Racing depende pura y exclusivamente de la buena voluntad del jugador para poder renovar su contrato. No existirá oferta superadora que pueda realizar Racing que se acerque a lo que cualquier club del exterior le ponga sobre la mesa a Matías Rojas. Y esto sucede porque el viejo hábito de estirar las cosas hasta último momento se repite. Siempre un poco más de tirar la soga. Y en algún momento se va a romper.
Paolo Cella
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Racing le ganó a Ñublense de Chile por 2 a 0 en la apertura de su participación en este Grupo A de la Copa Libertadores con goles de Matías Rojas y Paolo Guerrero. El golazo del futbolista paraguayo rompió la estructura del partido y le dio a la Academia la calma para afrontar el juego de allí en adelante. El partido se disputó en el estadio Municipal Alcaldesa Ester Roa Rebolledo de la ciudad de Concepción.
Siguiendo la tendencia doméstica de no repetir equipo y darle oportunidades a todos, Fernando Gago sorprendió con el once inicial para este estreno de Copa Conmebol Libertadores 2023. Sólo repitieron Gabriel Arias, Leonardo Sigali, Emiliano Insúa, Aníbal Moreno, Matías Rojas y Gabriel Hauche respecto a la formación que comenzó el partido ante Huracán el último sábado. Se metieron en el equipo Iván Pillud, Gabriel Rojas, Tomás Avilés, Nicolás Oroz y Paolo Guerrero. Cambio de nombres pero no de esquema para visitar a Ñublense en Concepción.
El comienzo fue de estudio para los dos. El equipo chileno presentó una línea de cinco en defensa, con tres mediocampistas y dos puntas. A priori la intención de su entrenador Jaime García era la de atacar con los laterales por afuera, donde la Academia suele tener falencias en el retroceso. Ese ejercicio defensivo del local le dio el dominio de la pelota desde el arranque a Racing pero no para replegarse en demasía sino para pegar el salto hacia adelante cuando alguna pérdida apareciera.
A los seis minutos fue una presión de Guerrero sobre el central Rafael Caroca lo que ocasionó la primera llegada de riesgo. El delantero peruano presionó, recuperó y quedó cara a cara con el aquero uruguayo Nicolás Pérez. Su definición fue directo al palo derecho y Racing se quedaba con el grito ahogado. La presión en la salida local era un factor a trabajar teniendo en cuenta el análisis previo del subcampeón chileno.
Poco sucedía en el partido cuando una disputa normal en el campo de la Academia terminó en los pies de Matías Rojas. Sólo el futbolista paraguayo imaginó que pegándole desde allí podía romper el cero. El 10 hizo un gol que será difícil de superar en esta copa aún tratándose de la primera fecha. Un gol fuera de contexto, que quedará en la memoria de todos, desde atrás de mitad de cancha. Tal fue el impacto que generó que a Ñublense le costó volver a meterse en partido.
Sin dominar de manera agobiante y teniendo este atenuante del gol de Rojas como punto de quiebre, el equipo fue superior a su rival. La presencia de Avilés liberó a Moreno y los dos compartieron el eje sin encimarse ni condicionar al otro con su presencia. Fue muy aplomado el partido de Avilés, demostrando porque Gago confía y pondera tanto las aptitudes del juvenil.
El segundo tiempo comenzó con la lógica intención del equipo local de adelantarse unos metros a raíz de la desventaja. Poco sucedía hasta el minuto nueve, donde Hauche asistió a Guerrero con un pase de emboquillada; el peruano aventajó al central con ese toque de cabeza para quedar sólo ante la salida de Pérez y definió de zurda al palo izquierdo del arquero local. La diferencia en el marcador se estiró antes de que Ñublense pudiera reaccionar.
De ahí en adelante el partido se hizo de área a área, con la mitad de la cancha como zona de transición. Los cambios en el local y los que hizo Gago motivaron al juego directo, sin escalas previas. Juan Leiva, el volante más peligroso del local, exigió a Gabriel Arias con un remate de media distancia. Los ingresos de Cardona, Nardoni, Romero, Reniero y Fértoli le aportaron frescura al ataque ante los evidentes espacios. Pero no lucidez para resolver las opciones de gol que se presentaron.
Leiva volvió a poner en aprietos a Racing con su cabezazo en el punto del penal que Arias pudo desviar y el rebote en el poste posterior evitó la caída del arco académico. Un llamado de atención para los próximos duelos, cuando estos espacios de tiempo conjugan quietud y falta de precisión en el arco rival, puede costar caro.
Buen triunfo de Racing en el estreno de este Grupo A. Dentro del presupuesto este viaje a Concepción pedía regresar a casa con los tres puntos. La victoria de Aucas en Quito ante Flamengo, si bien se trata del primer partido, pone luces de alerta. No hay espacio para la especulación. El grupo será apretado.
Paolo Cella
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Racing le ganó a Unión de Santa Fe por 3 a 1 en el estadio 15 de Abril con goles de Maximiliano Romero, Matías Rojas y Paolo Guerrero. A pesar de la diferencia de dos goles en el resultado el partido no presentó tan distancia entre uno y otro equipo. La expulsión de Luna Diale alteró los planes del local y le brindó una nueva oportunidad a la visita. Pero el equipo de Fernando Gago deberá seguir reflexionando sobre su gestión de esta clase de partidos donde pone en riesgo su estabilidad por no atender esos asuntos. Suma de a tres y avanza casilleros. El juego aún no fluye.
Con cuatro cambios respecto al triunfo ante Sarmiento de Junín Fernando Gago volvió a su esquema habitual de cuatro defensores, tres medios y tres puntas. Los ingresos de Facundo Mura por Óscar Opazo, Emiliano Insúa por el lesionado Gonzalo Piovi, Jonathan Gómez por Tomás Avilés y Maximiliano Romero por Paolo Guerrero desarticularon la innovación táctica de la semana pasada y devolvieron al equipo a su tradicional dibujo.
El comienzo del partido tuvo condimentos parecidos a la derrota en Mendoza frente a Godoy Cruz. Unión decidió apretar con dos o tres futbolistas cuando alguno de los volantes de Racing estaba dispuesto a recibir. Cada vez que Aníbal Moreno, Juan Nardoni o Jonathan Gómez recibían, dos o tres futbolistas del Tatengue saltaban a presionar de inmediato. Gustavo Munúa tomó nota de ese registro negativo de la Academia y lo convocó permanentemente al error, forzando así pérdidas en la zona media que activaron salidas rápidas del local, sobre todo con Imanol Machuca como punta de lanza.
Unión tenía el control del partido. Desde el inicio con aquél remate de Mauro Luna Diale, protagonista excluyente del primer tiempo, el Tatengue jugó acorde a su plan. Racing repitió salidas en falso, pases mal dados de corta distancia y dejó mucho espacio para que los volantes locales generaran superioridad numérica. Sin darle mayores sobresaltos a Gabriel Arias pero advirtiendo que la postura local prevalecía sobre la de Racing, que repetía patrones de juego espesos como cada vez que sale de Avellaneda.
La salida temprana de Johan Carbonero por lesión suponía una problemática para Racing si tomamos en cuenta la continuidad que el juego del equipo le da, siendo el colombiano una vía de escape en cada intervalo de posesión. Pero el ingreso de Gabriel Hauche terminó siendo redituable porque en su primera incursión ofensiva desbordó y sacó un centro preciso al corazón del área (no sin antes esforzarse para evitar que la pelota se fuera) para que Maximiliano Romero abriera el marcador.
Hasta allí nada hacía presumir este quiebre en el partido y mucho menos lo que se desataría después. Unión insistió por derecha, con Machuca como lanzador, y fue Luna Diale quién definió dejando en el suelo a Arias. La pelota no ingresó y a instancias del VAR Nicolás Ramirez anuló el gol que su asistente había señalado. De ahí en adelante los nervios locales desencadenaron en un planchazo desacificador de Luna Diale sobre Gabriel Rojas y la expulsión del delantero local. El equipo de Munúa se fue del partido y Racing comenzó a controlar el juego ante la superioridad numérica establecida por esa expulsión.
El complemento comenzó con el equipo de Gago adueñándose de la pelota pero sin darle velocidad a la circulación de pelota, algo que el entrenador exigió desde el costado del campo de juego. Y ante esa cuestión Unión replegó y espero alguna salida de contra, una pérdida o la pelota parada. Y así fue como llegó el empate del local, con un centro de Lucas Esquivel, la salida de Arias y su choque con Galván e Insúa que venían retrocediendo. El rebote le quedó a Gordillo y el empate cayó como una piña al mentón de la Academia.
Ese lapso de diez minutos posteriores al gol Tatengue fue de incertidumbre. El paraguayo Junior Marabel se acomodó entre los centrales y comenzó a ser apoyo para sus compañeros. Incluso se animó a encarar y dejar rivales a su paso para entrar al área y definir de zurda. Las manos de Arias evitaron un momento mayor de dudas. Hasta que llegó la pared entre Hauche y Matías Rojas, que derivó en el penal que el 10 cambió por gol, el partido era una moneda al aire. Revitalizado, Unión empujaba, y Racing no salía del golpe recibido. El 2 a 1 aplacó al local y devolvió la calma para manejar la pelota.
Ya habían ingresado Nicolás Oroz y Paolo Guerrero por Gómez y Nardoni tras el 1 a 1. Con la ventaja otra vez en manos de Racing Gago mandó a Tomás Avilés por Romero, pero no para armar línea de cinco sino para respaldar a Moreno. El equipo volvió a tomar control de la pelota, la hizo circular otra vez para estirar a Unión y jugó con el estado de ánimo golpeado del local. El gol de Guerrero al cierre fue el sello de tranquilidad.
A no engañarse. El resultado es exagerado si tenemos en cuenta el desarrollo completo del partido. Racing no gestionó la ventaja numérica y del marcador con sabiduría. Siempre estuvo en duda y no sólo por lo corto del tanteador, con un solo gol de diferencia. Podrá ser saludable la postura del equipo y reconocérsele la idea. Pero aún carece de contenido y resolución. Los tiempos del partido no los manejó bien y puso en riesgo el triunfo con su andar espeso.
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Racing le ganó 1 a 0 a Sarmiento de Junín por la 7ma fecha de la Liga Profesional de Fútbol y se recuperó, al menos desde lo numérico, de la floja presentación en Mendoza el lunes pasado. Fernando Gago sorprendió no sólo por las modificaciones tácticas sino las nominales. Aunque era de esperar tras la caída ante el Tomba, los movimientos del entrenador no contribuyeron a la mejora del juego. A pesar de los registros favorables de posesión y llegadas al arco al equipo le volvió a faltar eso que lo distinguió durante 2022.
Tras caer en Mendoza, y de la manera como perdió Racing, se podían prever algunas modificaciones en cuanto a los nombres que iniciarían el duelo ante Sarmiento. Pero Fernando Gago no sólo modificó futbolistas sino que también hizo movimientos tácticos para este partido. Dejó de lado el 1-4-3-3 para darle paso al 1-5-2-3. Aunque tuvo algunos momentos donde el debutante Tomás Avilés se paró de volante central, sobre todo en el complemento, y así retomar el esquema predilecto del entrenador, fue con esa variante posicional que arrancó Racing la tarde.
Con Gabriel Arias al arco, los tres centrales fueron Galván, Avilés y Piovi. Los laterales Opazo y Gabriel Rojas tuvieron la misión de hacer la banda y sumarse, en ataque, a la línea media conformada por Moreno y Nardoni. Arriba comenzaron Matías Rojas, Paolo Guerrero y Carbonero. Al equipo le faltó fútbol y sobre todo sociedades por los costados para romper el esquema rival, similar al de la Academia pero con un bloque más bajo para dificultar la tarea local.
El jugador más gravitante del primer tiempo fue Matías Rojas. Sus recorridos de afuera hacia adentro con pelota dominada fueron en definitiva lo más peligroso que tuvo Racing. Una de esas acciones derivó en el primer remate al arco. Después hubo mucho juego por adentro para usar a Guerrero de poste y apoyarse en el peruano para respaldar los ataques. Una sola vez le dio resultado pero la jugada no prosperó y Nardoni no pudo concretar ante el cierre defensivo.
Las únicas opciones de peligro de Racing fueron con remates de media distancia, aquél de Rojas y un par de Moreno para inquietar a Meza. Al equipo le faltó esa sumatoria de pases que le permite encontrar espacios o bien a Carbonero mano a mano para desnivelar. El colombiano nunca pudo sacarle rédito a su mayor virtud, el uno contra uno. Sobre el final llegó, casi a tiempo del fastidio general entre el calor y el poco juego del equipo, el gol de Matías Rojas. Recortó de afuera hacia adentro y la colocó junto al pelo izquierdo de Meza.
Uno puede pensar que luego de un partido tan malo como el de Mendoza, con el cambio de sistema y un calor que atenta contra la dinámica del juego, el partido pueda tener un ritmo más espeso. Pero Racing jugó todo ese primer tiempo y el segundo con un semblante extraño, de equipo dubitativo. Como si el ciclo atravesara un período de dudas respecto a rendimientos individuales que inevitablemente repercuten en lo colectivo.
El segundo tiempo Racing no sostuvo la ventaja desde el juego sino desde la impericia de su rival para empatarlo. Los cambios de nombres y sistema, Racing volvió al 1-4-3-3 con Avilés de cinco y colocando a Moreno y Nardoni de interiores, no resultó. Ingresaron Gómez, Hauche y Romero más tarde para refrescar pero tampoco consiguió dar señales de crecimiento. Y eso, con el resultado tan corto, fue poniendo suspenso al desenlace de la tarde.
Quizás hayan sido sólo un par de juegos con bajo rendimiento y nada más. Pero el equipo parece estar atravesando un período de dudas. Podrá ganar partidos por la disparidad de calidades que ofrece una liga como la Argentina, pero no da la sensación de que a largo plazo esto pueda ser redituable. Urgen ideas para revertir el presente pálido en el juego. Este equipo está lejos de la mejor versión de 2022.
Paolo Cella
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Racing perdió 2 a 0 frente a Godoy Cruz en Mendoza y frenó así su serie de tres triunfos consecutivos. El equipo cayó si atenuantes en la tarde mendocina, siempre a destiempo en el partido y con nula capacidad de reacción ante la adversidad propuesta por el rival y el lamentable estado del campo de juego. El equipo de Diego Flores ganó luego de tres fechas con goles de Tomás Conechny y Salomón Rodríguez. Ver al equipo de Fernando Gago hoy fue un calvario.
De todos los universos posibles que un entrenador imagina para su equipo hay uno con el que todos coincidirán, comenzar el partido en ventaja desde el amanecer del partido. Eso le sucedió a Godoy Cruz antes del minuto. Una triangulación por derecha entre el lateral Arce, Conechny y Fernández derivó en el centro cruzado del uruguayo que el ex San Lorenzo cambió por gol. Sin preámbulos que adviertan nada, el Tomba se ponía en ventaja.
De ahí en adelante la matriz del partido tenía el sello del equipo local. Con el resultado a favor para amortiguar humores ante el presente del cuadro mendocino, los de Diego Flores pudieron ejecutar con ese matiz favorable la gestión del partido. Las persecuciones individuales fueron una moneda corriente y así Racing quedó desconectado, sin opciones de pases y con la única alternativa de salida que le quedó a mano: buscar en largo a Johan Carbonero. Del otro lado, Gago optó por Nicolás Oroz para reemplazar al lesionado Matías Rojas. El ex Chacarita no tuvo ni tiene la influencia en el juego que sí aporta el paraguayo.
Godoy Cruz dobló siempre las marcas, presionó cada intervalo de posesión de Racing, obligándolo al error y sobre todo corrió para achicar espacios. La Academia jugó siempre de espaldas y sólo pudo poner de frente a sus futbolistas un par de veces pero las terminaciones fueron erróneas. Fue Jonathan Gómez quién encontró paño verde libre a espaldas de Bruno Leyes pero al quedar de frente sus pases fueron largos. La búsqueda de Carbonero fue estéril porque el colombiano cayó todo el primer tiempo en fuera de juego, a excepción de aquél mano a mano desperdiciado tras un pase profundo de Gonzalo Piovi. La resolución pedía cara interna pero el ex Gimnasia usó el empeine y su tiro se fue desviado.
Acusar al campo de juego como el factor de la tarde que tuvo Racing es obviar antecedentes que sirven de explicación para entender lo mal que jugó el equipo de Gago esta tarde. Godoy Cruz se adaptó a esta circunstancia de inmediato y fue directo en su búsqueda. Racing jamás evidenció señales de registrar por donde iba la cosa. Siguió insistiendo por dentro cuando el partido pedía lanzamientos largos, segundas pelotas y respaldo de los volantes para abreviar caminos ante la dificultad que presentó el césped en pésimas condiciones.
Sin cambios para el complemento, quizás dándole esos diez minutos de respaldo al equipo para luego ir por las variantes, Racing siguió con la tendencia de una tarde esquiva desde el juego. Llegó el segundo gol local, de tiro libre ante una barrera que se abrió, para que Gago moviera el banco. Más allá de la salida obligada de Leonardo Sigali para que ingrese Jonathan Galván, recién después de ese impacto llegaron los cambios que el partido pedía. Los ingresos de Gabriel Hauche por Mura (un delantero para ensanchar el campo) y Paolo Guerrero por Gómez (otro punta para acompañar al invisible Maximiliano Romero) eran antes.
El campo de juego en tan mal estado no pedía sumar pases. La tarde se prestaba para dejar de lado el libreto al menos por unos minutos y buscar los caminos más cortos, quizás menos visibles, pero que ayudaran a meterse en partido lo más rápido posible. Con el 2 a 0 en contra, el refuerzo defensivo compuesto por el técnico local y la falta de ideas, el partido encontró a Racing tirando pelotazos frontales. Carbonero no siente el desborde y centrar, Gabriel Rojas quedó más retenido porque salió Mura y fue Hauche el encargado de hacer esa banda.
Quizás apostar al duelo de los extremos contra el lateral local teniendo el respaldo de Mura y Rojas hubiera permitido agregar algo más de variantes. Quitar antes a Aníbal Moreno, amonestado y enemistado con la pelota, para dejar a Nardoni y Oroz o Moralez, habría dado otras alternativas. Partir al equipo en un 4-2-4, sin tránsito en la zona media que no tenía un tarde productiva, era una opción válida desde el comienzo mismo del complemento. El segundo gol local le puso más peso a la búsqueda contrarreloj.
Desarmado, acumulando delanteros y sin darle sentido a la búsqueda área, Racing perdió bien, sin atenuantes y con la sensación de repetir esta clase de partidos cada cierto período de tiempo. Cuando asoma una recuperación y se viene un rival golpeado, pareciera asumir una pose cancina, casi altanera para jugar, que no puede ser refrendada en el campo con juego y resultado. A veces lo salvan las calidades individuales, como ante San Martín de Formosa; otras veces lo condena su propia indefinición como equipo.
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