Derrota de Racing en La Paternal frente a Argentinos por 2 a 0. Otro juego inexplicable desde lo conceptual y que solo tiene como reflejo la desidia absoluta en la que está inmerso el club por decisión de su presidente, Víctor Blanco. Con un entrenador que está dando una mano, con futbolistas más cerca de irse que de quedarse, el escenario es esta depredación deportiva. La tendencia es cada vez más pronunciada, el fondo no parece estar cerca.
Apenas 13 minutos duró el partido en el Diego Armando Maradona. Desde aquél gol de Javier Cabrera hasta el segundo de Kevin Mac Allister se pudo advertir que la tarde sería una desolación para el hincha de Racing. La jugada que mejor explica este presente es la reacción de Mauricio Martínez ante el cierre que pedía la jugada previa al primer gol. Levantó sus brazos, se quedó quieto y le dio paso al uruguayo para que le rompa el arco a Gabriel Arias. Así está Racing hoy, dejado y sin dignidad deportiva para competir.
Fue tan abrupto ese comienzo de partido que Argentinos selló el resultado rápido, sin darle margen a Racing para una reacción. Úbeda, el entrenador interino que está dando una mano, movió piezas pero nada cambió. Ya no pasa por nombres ni tampoco por sistemas. El equipo refleja un sentir que viene desde su presidente, absolutamente alejado de la realidad, y se arrastra rogando por el final del año. Una pintura es el segundo cambio del interino (el anterior fue Prado por Mena lesionado). Piatti había puesto dos veces a Chancalay de cara al arco de Lanzillota. Lo sacó para hacer debutar a Viera, en un contexto desfavorable desde todo punto de vista.
Argentinos controló el juego desde el minuto 13 de ese primer tiempo. Con el resultado a favor desde el amanecer, sólo se dedicó a gestionar la ventaja ante la pasiva, exasperante e increíble parsimonia de Racing. Nunca hubo señales de reacción de parte del equipo y mucho menos del entrenador interino, que asiste con total normalidad a los partidos y no altera el curso de las cosas con movimientos que pudieran evidenciar reacción alguna. Ningún futbolista mejoró con su conducción, incluso empeoraron.
El momento colectivo e individual es pasmoso. Apenas una sutil reacción en los primeros 15 del complemento, con la mencionada postura de Piatti detrás del doble cinco local y esas dos asistencias a Chancalay que no tuvieron peligro mayor para el arco local. Hasta que Úbeda lo quitó y Racing apagó su tenue llama. El partido volvió a hacer un ensayo televisado para el equipo de Gabriel Milito, que sostenía su calma ante un rival sin ánimos de revelar su andar opaco.
Racing camina en la cornisa de la dignidad deportiva. Sostiene su plaza de Sudamericana 2022 y aún puede ponerla en riesgo sino reacciona. Su presidente ya dijo que está todo bien, hará la plancha salvo que el domingo, ante el retorno del público, el temor a ser juzgado lo invada. Difícil para un grupo de dirigentes que se aferró al club como si fuera propio y orina soberbia ante los micrófonos o en las redes sociales.
El club ordenado corrió el velo del conformismo. Perdió sin jugar, pasea por el calendario con riesgo de empeorar su status quo y no da señales de querer despertar.
Shhh, silencio, Blanco duerme.
Paolo Cella
@EspeRacinguista
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