A lo Racing se sufre mejor

Racing empató ante el Flamengo por 1 a 1 y le ganó 5 a 3 en los penales para avanzar a los cuartos de final de la Copa Libertadores. El partido no arrojó evaluaciones positivas desde el juego. La Academia jugó a extender el tiempo y no desordenarse. Esperó la oportunidad para lastimar al Mengao y la encontró. Antes padeció el partido y a un rival que aún en inferioridad numérica lo dominó. Claro que el pase a la siguiente ronde se va para Avellaneda y eso, en definitiva, es lo que importa.

 

El partido presentó diferencias notables respecto al duelo en la Argentina. No de esquemas, si de posturas. Porque Flamengo no reguló la búsqueda a pesar de tener el resultado a favor por aquel gol de Gabigol, ausente en el Maracaná. El equipo de Rogerio Ceni no tardó ni cinco minutos en desnudar grietas en la línea de cinco defensores, sobre todo con Bruno Henrique por el costado de Fabricio Domínguez y Leonardo Sigali. El reemplazante de Gabriel Barbosa fue Vitinho y allí se encuentra parte del resultado de los 90 minutos. La impericia del atacante y las manos de Gabriel Arias, puntal del cimbronazo en el mítico Maracaná.

 

Si bien por momentos entre el volante uruguayo y el ex marcador central de Godoy Cruz y Nueva Chicago doblaron la marca de Bruno Henrique, sus zancadas pudieron encontrar lugar para sacarle jugo a su virtud. Le faltó el finalizador que sirviera de receptor y muchas veces debía enganchar hacia adentro porque no encontraba compañeros dentro del área. 

 

A Racing le quedó lejos el arco de Diego Alves durante todo el partido. Flamengo lo empujó siempre contra el arco de Arias y la idea de cortarle caminos a las corridas de Bruno Henrique no alcanzaron. Mauricio Isla y Filipe Luis extendieron la cancha cada centímetro que pudieron para ensanchar el terreno y estirar a la línea de tres centrales. Lo tuvo tres veces Vitinho en ese primer tiempo, pero el arquero de la Academia y las malas decisiones del remplazante de Gabigol no pudieron abrir el marcador para los locales. La zona media del equipo de Sebastián Beccacece, conformada por Miranda y Rojas, otra vez falló. No pudieron encontrar nunca a Gerson ni Everton Ribeiro, tampoco lograron darle tenencia a Racing para quitarle el ritmo al campeón de América.

 

La apuesta de Racing fue ceder la pelota para atacar de contra, con búsquedas directas para Fértoli, Reniero o Lisandro, pero cada recuperación de pelota se esfumaba rápido por la predisposición de Flamengo para recuperar en campo rival y acotarle el tiempo de tenencia a la Academia. Ese primer tiempo terminó con la sensación de que el Mengao debía revertir la serie. Racing sólo atinó a defender, con una predisposición de parte de todos para recuperar, a la espera de alguna contra que nunca llegó.

 

El segundo tiempo, ya con Alcaraz en campo desde el final de la primera mitad por Reniero, Racing lo tuvo que jugar igual. Flamengo no aflojó en su idea y se mantuvo en la postura de hacer de Arias la figura del partido. Atacó por los dos costados, ya con Bruno Henrique decididamente de extremo izquierdo, Gerson manejando todo desde la sala de control en la mitad de la cancha e Isla abierto para fijar a Eugenio Mena más cerca de Soto que la zona media. 

 

A los 17 minutos de ese segundo tiempo se dio el momento que sugería el quiebre del partido. Segunda tarjeta amarilla para Rodrigo Caio y tiro libre para Racing. Flamengo con diez y la pelota parada, única vía por la que el equipo argentino visitaría tierras de Diego Alves. Centro de Miranda al segundo palo, Gustavo Henrique la deja muerta ante la presencia de Lisandro y Sigali, que siguió la pelota con intuición de goleador, capturó el rebote para poner el 1 a 0 parcial. Se presumía que a partir de ahí los de Beccacece podrían controlar el juego desde la superioridad numérica y el resultado. Pero no.

 

Flamengo continuó dominando, ahora obligado por el resultado y el tiempo que se agotaba para al menos forzar los penales. Siguió metiendo gente al área (se sumó Pedro, goleador del Brasileirao) y ya las formas no importaban tanto. Rogerio Ceni sacó al otro central que tenía para sumar a Diego Ribas y poner más gente en ataque. Arias siguió volando de palo a palo para sostener el cero hasta el segundo minuto adicionado de los seis que dio Tobar. Ese enésimo córner que desvió Willian Arao mandó el partido a los penales. A tan poco de la orilla, una marea rojinegra los empujó hacia el mar de nuevo, y otra vez a remar, pero desde los penales.

 

Lo que vino después es historia conocida. Cinco ejecuciones precisas de Lisandro, Rojas, Sigali, Alcaraz (esa risa de potrero no la pierdas nunca) y Fabricio Domínguez para dar el golpe de la Copa. Desde el juego poco para resaltar. O acaso sí hay algo. Racing se reconoció inferior a su rival y desde ese lugar construyó un colectivo (como dice su entrenador) que no se ruborizó por jugar entregando todo sin brillar. La Copa, la tan impredecible Copa, a veces no pide lujos.